Días de felicitaciones, de buenos deseos, de balances y entre muchos mails queríamos poner acento sobre el que os mandaron nuestros amigos de Bkool en vísperas de estas fechas.
Es una revista, un repaso numérico a lo que ha dado de sí el año de ciclismo de salón, bajo techo, corriendo por medio mundo, conociendo gente del otro medio y midiendo la pasión a través de un rodillo que ha llegado para quedarse.
Las cifras que arroja el balance de Bkool son de calado. Ponedle que son 1,3 millones de entrenamientos en un año que al cambio valen casi 28 millones de kilómetros, más de 1,1 millones de horas de rodillo y dos datos sobre la energía generada: 552.000 kilovatios generados y 2105 millones de calorías quemadas.
Bkool ha movido el mundo.
Pero no sólo eso. El mapamundi tira de los clásicos, y la comunidad de Bkool pedalea principalmente por Francia, España e Italia casi a partes iguales. Pesa la cuna del ciclismo, el nido de los grandes hitos y no es baladí que Alpe d´ Huez se haya intentado subir más de 28.000 veces y que Télégraphe, Ventoux y Cortina d´ Ampezzo sean los sitios mejor valorados.
Aunque una peculiaridad, Central Park es uno de los lugares más concurridos por los Bkoolers.
Un tercio de la familia de Bkool está en España, pero crece el círculo en USA y Dinamarca y UK se consolidan. Francia, Países Bajos y Australia engordan un pelotón mundial en la que se juegan más de 1900 ligas, se superan los 3200 grupos y los 500 retos.
Amistades by Bkool, gente que se mide en el rodillo, crea lazos y un día se conoce en persona.
Y la rueda no para, no ceja, Bkool crece, mejora producto, lo pone en liza y el nuevo año más mejor.