Hubo en España una generación que creció con Perico…
Segovia, finales de los setenta, un joven talento emerge poderoso. De la mano de Moncho Moliner, entre otros, el nuevo nombre es Pedro Delgado, un impetuoso escalador forjado en los extremos del clima de su ciudad y las hermosas montañas que podía ver nevadas en las plomizas mañana de invierno.
Ese crío, avispado, alimentado por ambición y movido por la victoria creció deprisa y precoz, incluso en su primer Tour, el famoso Tour de 1983 estuvo ahí, en la pomada, presto para ganar una carrera que desconocía, presto para hacer historia. Surgió la leyenda de Perico, el corredor que hizo de las tardes de julio las tardes de insomnio: prohibido dormir la siesta.