Tras ganar la Milán-San Remo, nada es igual
Más de cien años la contemplan, grandes nombres pueblan su palmarés, Eddy Merckx la domina con siete entorchados, es la carrera más larga de la temporada, casi 300 kilómetros, una cifra redonda reducto pretérito en el presente ciclista… es la Milán-San Remo, y nada es igual cuando la ganas.
La Milán-San Remo es el primer monumento del año.

Y como sabéis, un monumento del ciclismo es otra cosa, es una lucha a brazo partido por formar parte de los pilares existenciales de este deporte, y del deporte en general, es una carrera en el filo constante, que saca lo mejor y peor de cada uno, que desnuda carencias y perpetúa virtudes.
Los libros para ganar en San Remo
Sin ciencia cierta, ni receta exacta, la Milán-San Remo exige imaginación y una perenne fe.
Sale del corazón lombado, en las cercas del Castello Sforzesco, la Milán más castiza.
Atraviesa campos llanos, alejándose de la ceja alpina, buscando el mar, cuya silueta se adivina en el punto de inflexión, el Tuchino, el puerto icónico que Fausto Coppi cruzó solo en el 46, meses después de dar por concluida la guerra, en un país roto por el esfuerzo bélico y recompuesto por las hazas de sus ciclistas.
Luego están lo capos, ya con el Mediterráneo a la vista, los capos que Miquel Poblet ensayaba en las Costas del Garraf, los capos que sellan las piernas y anteceden a la Cipressa y el Poggio, leyenda pura, eterna, como la cabina telefónica de la primera curva.
Ganar en San Remo es un libro en blanco que cada uno escribe a conveniencia.

Hay de todo, pero se estila o la llegada al sprint, ahí estuvieron Démare, Degenkolb y Kristoff, o el salto en la coronilla del Poggio que llega entremezclado por las dudas del pelotón y un descenso de manual, como el de Sagan, Kiato y Alaphilippe el año pasado, o el de Cancellara arrastrando a Gerrans y Nibali, hace unos cuantos.
No es sencillo ganar en solitario la Milán-San Remo, no en el presente, corriéndose a mil por hora, con bloques organizadísimos, arruinando cualquier intento por la pura inercia.
Los años de Giorgio Furlan, Laurent Jalabert, Claudio Chiappucci, Mauricio Fondriest e incluso el sorprendente Gabriele Colombo, quedaron en quimera del presente, sobre todo con la irrupción de los especialistas del último momento.
La doctrina Freire & Zabel
En el éxito del golpe de riñón, cimentaron su grandeza Oscar Freire y Erik Zabel, auténticos cocos de la Via Roma, incluso Mark Cavendish, en su triunfo in extremis contra Hausler, o Matt Goss, en el mejor éxito que se le conoció.
Es San Remo, la Milán-San Remo, y exige respeto, respeto ganado en ciento y pico años, sin duda la primera gran carrera, la que cambia carreras y tuerce voluntades.
Los minutos más eléctricos del año, junto al mundial, porque en el ciclismo de momentos, la Milán-San Remo es el mundial oficioso.
Imagen tomada de FB de Milano Sanremo