La carrera hacia el sol o la París-Niza es el umbral de la parte seria de la primavera
Oh la la! Le printemps à la France. La primavera en Francia es entre París y Niza. Es la París-Niza.
Una carrera que decía era hacia el sol, saliendo de la helada París, buscando el sol de Niza y por el camino atravesando en vertical un hexágono que recibe los ciclistas con temperaturas que encogen.
La París-Niza de 2018 celebra una aniversario redondo. 85 años de historia.
Una historia que labraron los más grandes, príncipes en muchos casos, como Miguel Indurain, cuando afinaba la maquinaria de cara a la conquista del Tour de Francia.
“King Kelly” en la París-Niza
Sin duda, por eso, en estos 85 años de historia nadie hubo como Sean Kelly, el ciclista que marcó un antes y un después, con un registro de esos que se dan uno cada generación.
Sean Kelly ganó la París-Niza de 1982 a 1988, ininterrumpidamente, sin paréntesis, sin dilación.
La fortuna de Kelly en la carrera explica su esencia en la búsqueda de un ciclista completo, lo suficiente para salir vivo de jornadas típicas de clásicas, rodar bien, escalar bien y ser eficiente en la lucha individual.
La París-Niza de Sean Kelly vestía al líder de blanco, la prenda representativa de una carrera que aunque fuera hacia el sol, era presa de grandes y generosas nevadas que ponían a refresco la moral de los ciclistas.
La París-Niza siempre será blanca
En la edición de 2018, ASO, garante de los derechos de la carrera desde que se los rebañara a Laurent Fignon, pondrá una franja blanca al maillot amarillo de líder.
Pour Paris-Nice 2018, le #MaillotJauneLCL sera paré d'une bande blanche, clin d'oeil au maillot blanc de leader de l'épreuve entre 1955 et 2001 puis jaune et blanc de 2002 à 2007 ! 🚴💛#ParisNice pic.twitter.com/GKRmhAFPhS
— Paris-Nice (@ParisNice) February 28, 2018
Un guiño, un detalle para con la tradición de una carrera que perdió el color de su principal prenda hace unos años.
Porque la París-Niza, para quienes la conocimos un día así es blanca, la prenda de Kelly, de Indurain, de Jalabert e incluso de Alberto Contador, quien tiene en su haber la curiosa anécdota de haber ganado la carrera con los dos colores.
En la París-Niza los clasicómanos engrasan el cuerpo para la primavera, los vueltómanos tienen la antesala del prestigio más absoluto y a veces se da la circunstancia de que, en medio de helados parajes, surge un talento como Peter Sagan.
Si hay hasta velocistas…
Cette année, le plateau de sprinteurs est plus relevé que jamais ! // The battle for the green jersey will be tougher than ever this year! 💪🚴♂️@WeLoveCyclingFr 💚#ParisNice pic.twitter.com/aicSSMIHaE
— Paris-Nice (@ParisNice) February 28, 2018
Ciclismo corrido a pelo y sin anestesia. La París-Niza es patrimonio inmaterial de este deporte.