En la Volta a Catalunya se escribe la prehistoria del ciclismo
Cualquier vistazo a la historia del ciclismo en este lado de los Pirineos incluye el nombre de la Volta Catalunya.
Volta a Catalunya: la Carrera, así, empezando por mayúscula. En este ciclismo moderno, es la siguiente carrera en cumplir cien ediciones.
Los cien años los alcanzó en 2011, en una edición marcada por la descalificación de Alberto Contador por Michele Scarponi.
Ahora va por la edición 98. Bríos nuevos, bríos de ASO, nada menos que se verán desde el mismo inicio de Calella.
Calella es la salida de una edición que consolida la cita como carrera primavera, entre Niza y Tirreno y País Vasco. Una carrera sin hojas muertas y nieves tardías.
Marzo se ha declarado como el mes ideal para la Volta a Catalunya
La Volta a Catalunya es sin duda la primera gran carrera del ciclismo español. O al menos es la que ha sobrevivido a los tiempos, porque por el camino las hubo más viejas.
En la Volta a Catalunya se escribe la prehistoria del ciclismo en este bendito país, la historia por ejemplo de Mariano Cañardo, el primer ciclista que se ganó un sueldo a tiempo completo, lo suficientemente abultado como para vivir al 110% del ciclismo.
Cañardo es el garante de un récord que presumimos inigualable.
Cañardo ganó siete veces la Volta a Catalunya.
¿Quién osará igualarle? no lo vemos, al menos en el corto plazo.
El navarro es el primero en una lista que Sebastián Masdeu empezó en 1911, años que más que pretéritos.
Si hasta un día nos dijeron que la Volta surgió de la intención de crear la Vuelta a España.
¿Cómo nació la Volta a Catalunya?
En 1908 ya existía la Vuelta a Tarragona.
Más de uno tuvo el atrevimiento de poner sobre el tapete la posibilidad de organizar una prueba que tuviera algo más de envergadura y que a la vez fuera más expansiva en su entorno. Entre los iniciadores cabe destacar por encima de todos a don Miguel Artemán, un hombre inquieto y de gran entusiasmo que soñaba en poner en marcha más de una iniciativa un tanto descabellada al son de las gentes.
El afirmaba con cierto orgullo que trataba de “inventar cosas”. Era, entre otras varias ocupaciones, redactor especializado de la sección de ciclismo de “El Mundo Deportivo”, un periódico veterano que todavía sobrevive a los movimientos de los tiempos.
Arteman diseñó prueba de superior categoría, alargando el kilometraje de la misma y con el condicionamiento o premisa de que pudiera abarcar a las cuatro provincias catalanas, con la inclusión de las cuatro capitales: Barcelona, Tarragona, Lérida y Gerona. El planteamiento en un principio tomó buen rumbo, buenas perspectivas.
A pesar del apoyo de los políticos del momento, hay un escollo importante en una una red de carreteras escasa, sobre todo en Girona.
Pero el “Club Deportivo”, una entidad que no llevaba muchos años pudo dar a luz la Volta a Catalunya una carrera que salía desde la Plaza de Sarriá un día de Reyes, con frio y clima adverso, camino de Tarragona.
“La carrera se vio obligada a interrumpir su pedaleo durante un par de horas en las conocidas costas de Garraf, más concretamente en la ascensión a la cuesta denominada comúnmente como La Maladona, situada poco antes de culminar en la cosmopolita y veraniega localidad de Sitges. Se habían desprendido sobre la carretera, así de repente, abultados pedruscos de la escarpada montaña como consecuencia de las lluvias registradas el día anterior de que llegaran los esforzados corredores. Se anotaron, además, unas muy intensas rachas de viento, dos ingredientes que parecían confabulados en contra de los atletas del pedal” nos contó nuestro querido Gerardo Fuster.
Aquella edición fue un milagro, con corredores saliendo vivos de lluvias torrenciales. Aquella edición fue la primera, vendrían 97 más, vendrían Merckx, Ocaña, Indurain, Kelly, Lejarreta y los más grandes que parió este deporte.
Imágenes tomadas de FB de la Volta a Catalunya